Aitana Sánchez-Gijón, actriz española de origen italiano nacida en Roma en 1968, suma un nuevo desafío a su ya extensa trayectoria. Reconocida con el Premio Goya de Honor 2025 y la Medalla de Oro al Mérito en las Bellas Artes, la intérprete, que fue además la primera mujer presidenta de la Academia de Cine entre 1998 y 2000, se adentra de nuevo en el universo sonoro de Audible para dar vida al audiolibro de ‘La península de las casas vacías’, la monumental novela de David Uclés, que verá la luz el próximo 22 de octubre. Sánchez-Gijón, que ha prestado su voz a títulos como ‘Todo va a mejorar’ de Almudena Grandes, ‘La Regenta’ de Leopoldo Alas Clarín, ‘Odiseo y Penélope’ y ‘Las mil noches y una noche’ de Mario Vargas Llosa o ‘El Ickabog’ de J.K. Rowling, reconoce que esta grabación ha sido uno de los mayores retos de su carrera.

‘La península de las casas vacías’ es una herida que habla con voz de casa abandonada. David Uclés ha construido una novela total, una cartografía de silencios donde se respira el eco de la Guerra Civil. Cada personaje parece salido de una fotografía antigua que alguien olvidó revelar; los Ardolento no son solo una familia, son el país mismo; dividido, exhausto, condenado a recordarse a medias. Su éxito no proviene de la «memoria histórica», sino de su manera de devolverle al pasado un temblor humano. Hay en su escritura un pulso de realismo mágico que protege: la imaginación se convierte en un refugio contra la barbarie. Uclés escribe sobre la Guerra Civil como quien barre las ruinas de una casa que aún huele a vida, y al hacerlo nos devuelve un país entero, lleno de voces, de polvo y de ausencias. Su logro es convertir la historia en una elegía coral, un espejo donde España, por fin, se atreve a mirarse sin bajar la vista.

Lenguas, emociones y realismo mágico

«Yo misma soy quien propone hacer estas novelas magníficas —admite Aitana Sánchez-Gijón entre risas—, y cuando me veo arremangada pienso: ¿quién me manda a mí?». La actriz compara la grabación de una obra de casi 700 páginas con correr una maratón: «Quien no ha pasado por la experiencia del audiolibro cree que puede grabar más de cuatro horas seguidas, y no se puede: es una barbaridad. Se agotan la vista, la respiración, el diafragma, el cerebro…». Explica que el trabajo vocal requiere una disciplina casi «monacal»: dormir ocho horas, cuidar la voz, no forzarla, no salir la noche anterior. «Hay que estar muy despierta, con la voz clara. Es un esfuerzo titánico, muy distinto a cuando me subo a un escenario», asegura. La rutina ideal, dice, es grabar tres o cuatro horas al día, tres veces por semana, durante un mes.

La novela de Uclés reúne cerca de quinientos personajes, cuarenta de ellos pertenecientes a una misma familia, los Ardolento. «No he podido diferenciarlos a todos dándoles una personalidad propia», confiesa. «Cuando aparecen personajes más episódicos, intento marcar género y edad. Con Gloria Tarrida, la directora del audiolibro, íbamos buscando los rasgos distintivos de cada uno: si debía engolar, hacer una voz rasposa… hubo momentos en los que incluso Gloria tenía que decidir qué personaje estaba hablando». Sánchez-Gijón subraya la dificultad añadida de trasladar al sonido una obra que, en el papel, tiene una disposición visual muy particular. «Hay capítulos escritos o dibujados de una manera que, solo al verlos, entiendes la metáfora que esconden. Eso se pierde en el formato sonoro, pero hemos buscado recursos para que el oyente no se pierda».

Aunque la acción transcurre en el pueblo ficticio de Jándula (Andalucía) y recorre toda la geografía ibérica, la actriz optó por un castellano neutro. «Lo que sí he hecho ha sido reproducir los idiomas: hay una escena donde cuatro mujeres hablan en catalán, gallego, euskera y bable. Lo he intentado dentro de mis limitaciones, pero desde ya pido disculpas al oyente que note los acentos», confiesa. Sin embargo, lo más difícil no fue la técnica, sino la emoción: «Hubo momentos en los que se me quebraba la voz. Tenía que parar, respirar, beber agua o darme una vuelta. El realismo mágico ayuda a avanzar, pero hay escenas en las que no podía seguir. Leí la novela por mi cuenta, me conmovió tanto que fui yo quien propuso a Audible grabarla.

La historia de ‘La península de las casas vacías’ transcurre durante la Guerra Civil Española, un periodo que Aitana siente cercano: «Tengo una edad en la que, por familia, hay un vínculo con ese momento de la historia que aún tengo muy presente». Durante la grabación, la emoción también alcanzó al equipo. «Nuestra técnica de sonido, Blanca, tenía 21 años y apenas conocía lo ocurrido. Se emocionaba, se preguntaba si todo aquello pasó de verdad. Ella fue mi termómetro: me hacía ver la importancia de contar esta historia». Para Sánchez-Gijón, narrar la obra ha sido un acto de memoria: «Siento que estoy honrando a quienes vivieron aquello, a la memoria; y eso también es una forma de resistir al olvido. Las nuevas generaciones no tienen ni idea de dónde venimos. La desmemoria y el revisionismo están resucitando ideologías que llevaron al país al desastre. No podemos pasar página tan rápido cuando aún hay heridas abiertas».

De esta forma, Aitana se funde con la voz narrativa de Uclés: «Yo era David. Este narrador pasa de ser omnisciente a convertirse en un personaje más, que interpela directamente al oyente. Es él quien nos habla». La actriz confiesa emocionarse con los discursos que evocan figuras como la de Unamuno: «Defendía un orden democrático frente a quienes querían imponer una dictadura que nos mantuvo bajo el yugo». La actriz espera que la experiencia sonora despierte nuevas lecturas: «Espero que, a través de mi voz y de las palabras de David, los oyentes logren crear ese mundo de imágenes de realismo mágico y de realidad histórica. Que quien no haya leído el libro, sienta el deseo de hacerlo después».

Subraya que el audiolibro no compite con el texto escrito, sino que lo complementa. «Cada año crece el número de oyentes. Audible acaba de celebrar su quinto aniversario en España, y hay una curva ascendente impresionante. Escuchar literatura es otra forma de leer. Me parece una noticia maravillosa, sobre todo para quienes no tienen tiempo: mientras van al trabajo, durante una convalecencia… es un vehículo extraordinario para la literatura».