
El 27 de mayo de 2024 el ‘Ecce Homo’ de Caravaggio, uno de los cuadros más mediáticos en las últimas décadas (recordemos que en 2021 iba a salir a subasta en la sala Ansorena de Madrid como una ‘Coronación de espinas’ del Círculo … de Ribera y un precio de partida de 1.500 euros), era expuesto en el Prado. Quedó instalado en la sala 8A del edificio Villanueva, en solitario, en una especie de altar en el centro de la sala, a modo de capilla. La cartela rezaba así: «Caravaggio. ‘Ecce Homo’, óleo sobre lienzo. 1606-1609. Icon Trust». Icon Trust es la persona jurídica con la que el Prado firmó el contrato de depósito por nueve meses. Su dueño lo cedió de forma altruista y desinteresada. No cobró nada por ello.
Allí estuvo hasta el 13 de octubre. Después, y hasta cumplir los nueve meses firmados, se unió a las salas de pintura naturalista europea de la colección permanente del museo. Colgó junto al único Caravaggio que atesora el Prado: ‘David vencedor de Goliat’. Aquel 27 de mayo de 2024, Javier Solana, presidente del Patronato del Prado, expresaba un deseo: «Que el cuadro siga donde tiene que seguir». Y el director de la pinacoteca, Miguel Falomir, añadía: «De momento, el acuerdo firmado es por nueve meses. Pero no quiere decir que no haya una continuación, no quita que esté más tiempo». No sabíamos entonces si esas palabras eran más un deseo que una realidad. Pero, según ha podido saber ABC, el cuadro regresará de nuevo al Prado.
Su propietario (un coleccionista británico con residencia en España que desea permanecer en el anonimato), que lo adquirió por 36 millones de euros, solicitó un permiso de exportación temporal a la Junta de Calificación, Valoración y Exportación de Bienes del Patrimonio Histórico, para su presencia en dos exposiciones en Italia. Es un trámite obligatorio, pues la pintura fue declarada Bien de Interés Cultural (BIC) por la Comunidad de Madrid e inexportable. Del 7 de marzo al 6 de julio de este año, el ‘Ecce Homo’ colgó en las salas del Palazzo Barberini de Roma en la gran exposición de Caravaggio con motivo del Jubileo, comisariada por Francesca Cappelletti, Maria Cristina Terzaghi y Thomas Clement Salomon. Era una de las atracciones de la muestra (junto con el ‘Retrato de Maffeo Barberini’), y uno de los pocos cuadros de la muestra que estaba prohibido fotografiar.
Tras el cierre de la exposición en Roma, el ‘Ecce Homo’ viajó a Nápoles. Desde el 24 de julio hasta el 2 de noviembre se exhibe en el Museo di Capodimonte junto a ‘La flagelación de Cristo’, del artista, procedente de la colección del museo napolitano. Esta pequeña muestra, titulada ‘Capodimonte Doppio Caravaggio’ (Capodimonte doble Caravaggio), forma parte de las celebraciones del 2.500 aniversario de la ciudad. Cuatro siglos después, volvía el cuadro al lugar donde fue pintado. Todo apunta a que ambas obras fueron realizadas por el maestro italiano durante su estancia en Nápoles.
Para evitar la pena de muerte por haber matado a un hombre, Caravaggio abandonó Roma y se fue a Nápoles, donde pintaría esta obra
Pero, pese a ser investigado y hallarse valiosos documentos, aún siguen muchas incógnitas sin resolver en torno al ‘Ecce Homo’. Se ha datado entre 1606 y 1609, sin que haya unanimidad entre los expertos. Tampoco la hay en cuanto a dónde fue pintado (Roma, Malta, Sicilia…), aunque la mayoría se decanta por su segundo viaje a Nápoles, en la etapa final de su azarosa vida. Caravaggio tuvo que abandonar Roma, donde había triunfado como pintor, tras herir de muerte en 1606 en una disputa a un hombre llamado Ranuccio Tomassoni. Para evitar la pena de muerte abandonó la ciudad y se fue a Nápoles. Tras pasar por Malta y Sicilia, regresó a Nápoles, esperando noticias de un posible indulto. Al parecer, durante estos años turbulentos pintó el ‘Ecce Homo’, que refleja la tensión de un fugitivo trabajando desesperadamente, rogando por que se le permitiera regresar a Roma.
Tampoco se sabe quién encargó el cuadro. Eso sí, llegó a España de la mano del conde de Castrillo, en el mismo barco junto a otro Caravaggio, ‘Salomé con la cabeza del Bautista’, de Patrimonio Nacional, que cuelga en la Galería de las Colecciones Reales. El cuadro perteneció a Felipe IV y estuvo en manos de Manuel Godoy. Acabó en la Academia de Bellas Artes hasta que Evaristo Pérez de Castro lo intercambió por un ‘San Juan Bautista’, de Alonso Cano. Sus descendientes, los hermanos Pérez de Castro, vendieron el cuadro al coleccionista británico a través de la galería Colnaghi (representado por su CEO, Jorge Coll), en colaboración con Filippo Benappi (Benappi Fine Art) y Andrea Lullo (Lullo Pampoulides).
¿Por qué no se eligió el Prado para su restauración y sí para su exhibición? ¿Por qué lo adquirió este coleccionista británico, sabiendo que nunca podrá sacarlo definitivamente de España?
Cuando el 2 de noviembre eche el cierre la exposición de Nápoles, el ‘Ecce Homo’ deberá volver a España. Regresará al Prado y esta vez parece que se quedará más de nueve meses: concretamente, hasta abril de 2027, según fuentes consultadas por ABC. Una buena noticia, sin duda. Pero también sorprendente. Los propietarios descartaron el Prado, su taller y sus profesionales para restaurar el cuadro. Se escogió a Andrea Cipriani y su equipo, quienes trabajaron en la sede de Colnaghi en Madrid, con la supervisión de la Comunidad de Madrid. El Estado no ejerció su derecho de tanteo para hacerse con el ‘Ecce Homo’.
¿Por qué no se eligió el Prado para su restauración y sí para su exhibición? ¿Por qué lo adquirió este coleccionista británico, sabiendo que nunca podrá sacarlo definitivamente de España? ¿Qué planes de futuro tiene? El propio Coll decía que el propietario es un «filántropo generoso, que no lo compró para colgarlo en su casa, sino para que esté expuesto en colecciones públicas». De momento, en el Prado. Se sumará este otoño a otros huéspedes de honor, como Anton Raphael Mengs y Juan Muñoz, a quienes el museo dedicará sendas exposiciones.