Nadie ha pintado o retratado mejor, más hermosa e inaccesible, a Venecia que los vedutistas. El vedutismo es un género pictórico del Settecento italiano centrado en representar vistas urbanas (‘vedute’). La Serenísima siempre estará ligada a Canaletto, pero también a Francesco Guardi, maestros del género.

El Museo Thyssen hace un hueco en su colección permanente para acoger, hasta el 11 de mayo, a unos huéspedes de excepción: 18 óleos de Guardi, todos los que atesora el Museo Gulbenkian de Lisboa en sus colecciones, que se reúnen por vez primera en Madrid. Este importante préstamo ha sido posible gracias a un acuerdo de colaboración entre los museos español e italiano. Ya viajaron las pinturas venecianas del Thyssen a Portugal y ahora son los Guardi del Museo Gulbenkian los que aterrizan en Madrid.

Cuelgan en tres salas (de la 13 a la 15) de la segunda planta de la pinacoteca. Las 18 obras, realizadas entre 1765 y 1791, fueron adquiridas por el financiero Calouste Sarkis Gulbenkian (Uskudar, 1869-Lisboa, 1955) entre 1907 y 1921. Fue un visionario. Guardi es el artista mejor representado en su colección, que atesora más de 6.000 obras, desde el Antiguo Egipto hasta la década de los 30 del siglo XX. Inauguró en Lisboa un museo con su nombre en 1969.

Guardi, al igual que hiciera su predecesor Canaletto, inmortaliza con virtuosismo lugares icónicos de la ciudad de los Canales: la basílica y la plaza de San Marcos, el Palacio Ducal, el puente de Rialto, el Gran Canal y las góndolas, San Giorgio Maggiore, la Giudecca… Resulta curiosa una vista del celebérrimo puente de Rialto, según el proyecto de Palladio, que nunca se llevó a cabo. Ganó el concurso el arquitecto Antonio da Ponte, pero el proyecto de Palladio es de una gran belleza. También pinta Guardi fiestas populares, como la de la Ascensión (se escenifica alegóricamente el matrimonio del Dux con el mar), y regatas. Es el caso de ‘Il Bucintoro’, la galera de los Dux, con su estandarte rojo y dorado, que se usaba para homenajear a visitantes destacados o en ceremonias oficiales. Junto a las vistas de Venecia, Guardi pinta personajes anónimos de la ciudad y escenas de la vida cotidiana, pero también ‘Caprichos’, pinturas de ruinas, templos, pórticos, arcadas… Arquitecturas deterioradas, inventadas, que destilan atmósferas líricas y nostálgicas acerca del paso del tiempo.

Guardi no es solo el vedutista más importante de Venecia tras la muerte de Canaletto en 1768. Guillermo Solana, director artístico del Thyssen, afirma que es «uno de los mejores pintores del Settecento y el último de los grandes pintores venecianos. Representa el último fulgor, el último esplendor de la República de Venecia». Miembro de una familia de pintores, trabajó en el taller bajo la enseñanza de su hermano mayor, Gianantonio. Su hermana estaba casada con Tiepolo. Al comienzo de su carrera pintaba temas históricos y religiosos, además de frescos y bodegones. En su madurez se especializó en la pintura de ‘vedute’.

Imagen principal - Arriba, 'La partida del Bucintoro', de Francesco Guardi. Sobre estas líneas, a la izquierda, 'El puente de Rialto según el proyecto de Palladio', de Francesco Guardi. A la derecha, 'Capricho arquitectónico', de Francesco Guardi
Imagen secundaria 1 - Arriba, 'La partida del Bucintoro', de Francesco Guardi. Sobre estas líneas, a la izquierda, 'El puente de Rialto según el proyecto de Palladio', de Francesco Guardi. A la derecha, 'Capricho arquitectónico', de Francesco Guardi
Imagen secundaria 2 - Arriba, 'La partida del Bucintoro', de Francesco Guardi. Sobre estas líneas, a la izquierda, 'El puente de Rialto según el proyecto de Palladio', de Francesco Guardi. A la derecha, 'Capricho arquitectónico', de Francesco Guardi
‘Vedute’, ‘Caprichos’ y Palladio
Arriba, ‘La partida del Bucintoro’, de Francesco Guardi. Sobre estas líneas, a la izquierda, ‘El puente de Rialto según el proyecto de Palladio’, de Francesco Guardi. A la derecha, ‘Capricho arquitectónico’, de Francesco Guardi
Museo Calouste Gulbenkian, Lisboa

Solana subraya que, aunque Guardi sigue los temas de Canaletto, «fue el primero de un prototipo de artista romántico incomprendido en su tiempo y desarrolló un estilo propio, personal»: «Frente al realismo preciso de Canaletto, Guardi acentuaba los efectos atmosféricos. Sus cielos son más nublados que los de Canaletto. Además, le gustan los ángulos inusuales, las asimetrías; presta mayor atención a las figuras… Pero la característica más visible es su pincelada suelta, libre, inacabada, con un aire abocetado. Su obra es más poética y lírica, destila cierta nostalgia y melancolía».

La exposición ‘Guardi y Venecia en la colección del Museo Gulbenkian’, comisariada por Mar Borobia, jefa de Pintura Antigua del Museo Thyssen, suma a las 18 pinturas de Francesco Guardi un dibujo del artista incorporado al museo portugués en 2002 (‘Capricho con arco romano en ruinas y templo circular’) y un cuadro de su hijo Giacomo, ‘Regata en el Gran Canal junto al puente de Rialto’. Además, en una sala anexa (la 17) cuelgan obras de Guardi, Belloto y Canaletto del Museo Thyssen, incluido ‘Il Bucintoro’, de este último, de la Colección Thyssen, que se halla habitualmente depositado en el Museo Nacional de Arte de Cataluña (MNAC), pero que ha viajado a Madrid por unos meses.

En la presentación de la muestra a la prensa, Solana quiso rendir homenaje a la galerista y coleccionista Helga de Alvear y al historiador del Arte Enrique Valdivieso, fallecidos en los últimos días. Al acto acudió el embajador de Portugal en España, João Mira-Gomes, quien destacó la importancia del diálogo cultural entre ambos países.