Los museos de Francia están sufriendo últimamente una oleada de robos. Así, el Museo de Historia Natural fue víctima de un robo la noche del lunes 15 al martes 16 de septiembre. Un grupo de delincuentes irrumpió en el edificio, aserrando una … puerta de emergencia, se dirigieron a la galería de geología y mineralogía para atacar una vitrina de seguridad que contenía varias pepitas de oro, «ejemplares de oro nativo de las colecciones nacionales que posee», dijo el museo. Con un soplete, lograron romper la ventana y confiscar la colección, valorada en unos 600.000 euros. «Sustrajeron cuatro pepitas de oro, algunas de los siglos XVIII y XIX, con un peso total de unos 6 kg, incluyendo una pepita de 5 kg hallada en Australia y adquirida hace unos veinte años», declaró Emmanuel Skoulios, subdirector general del Museo Nacional de Historia Natural, informa ‘Art Net’.
Unos días antes, en la noche del miércoles 3 al jueves 4 de septiembre, unos delincuentes robaron, en apenas unos minutos, tres piezas de cerámica valoradas al menos en 6,5 millones de euros del Museo Adrien-Dubouché de Limoges. Alrededor de las 3 de la madrugada, varias personas entraron al museo forzando una ventana lateral de la institución cultural. Aunque sonó la alarma, lo que provocó la intervención de los guardias, los ladrones lograron robar tres piezas antes de huir. Los investigadores creen que se trató de un robo selectivo y una orden ejecutada por un equipo de profesionales.
El Museo Jacques Chirac, ubicado en Sarran (Corrèze), fue víctima de dos robos con dos días de diferencia. La mañana del domingo 12 de octubre, cuatro hombres con pasamontañas y armados con al menos una escopeta y armas blancas entraron en el museo mientras estaba abierto. Los ladrones amenazaron al personal de recepción y a varios visitantes. Pero el robo fue frustrado; se marcharon solo con el dinero en efectivo, unos 300 euros, y un reloj de colección. Los cuatro ladrones eran esperados cerca del museo por un Audi A4 con dos encapuchados a bordo. Pero estos huyeron al ver que el robo se estaba descontrolando y prendieron fuego al vehículo… antes de ser finalmente detenidos en la estación de tren de Issoudun. Menos de 48 horas después, el museo, que alberga todos los regalos diplomáticos recibidos por el presidente Jacques Chirac, fue objeto de otro robo. Durante la noche del 13 al 14 de octubre, varios delincuentes lograron entrar en el museo y robar varios objetos valiosos, entre ellos relojes y joyas, valorados en más de un millón de euros.
El 20 de noviembre de 2024, cuatro delincuentes con guantes, capuchas y cascos entraron en el Museo Cognacq-Jay, ubicado en el distrito 3 de París, alrededor de las 10:30 h, mientras el edificio estaba abierto al público. Destrozaron una vitrina que contenía siete cajas de rapé, con hachas y bates de béisbol. Estas preciosas piezas, de inestimable valor histórico y patrimonial, habían sido prestadas por el Museo del Louvre, las Colecciones Reales del Reino Unido y el Museo Victoria & Albert, como parte de la exposición ‘Lujo de bolsillo’. Tras un año de investigación, la policía recuperó cinco de las siete cajas de rapé la semana pasada.
Ese mismo año, el 21 de noviembre, cuatro hombres robaron un tesoro de joyas durante un robo a mano armada en un museo de arte sacro en Hiéron, Paray-le-Monial (Saona y Loira). Llegaron al museo en motocicleta alrededor de las 16:00 h. Tres de ellos, con casco, entraron en el establecimiento, abierto al público, mientras el cuarto vigilaba el exterior. Tras disparar, los tres ladrones se dirigieron hacia la pieza central del museo, ‘Via Vitae’ (1904). Esta pieza, del orfebre parisino Joseph Chaumet, que narra la vida de Jesús, está clasificada como tesoro nacional por el Ministerio de Cultura y su valor se estima entre 5 y 7 millones de euros. Robaron sus estatuillas de oro y marfil, así como sus decoraciones de esmeralda, tras usar una motosierra para cortar el cristal blindado que protegía la obra de casi tres metros de altura. También cortaron parte de su base de mármol. Los ladrones huyeron en motocicletas, arrojando clavos a la calzada, inutilizando así dos vehículos policiales que los seguían, señal de que la operación estaba bien preparada.
Otros robos en el Louvre
El Louvre ha sido blanco de numerosos robos a lo largo de su historia. En 1995, en menos de siete meses, sufrió tres. El 18 de enero una alabarda de 17 kilos fue robada del monumento esculpido por Martin Desjardins (1637-1694), expuesto en la Cour Puget. Una semana antes, un visitante había cortado con un cúter un cuadro de Lancelot Théodore Turpin de Crissé (1782-1859), ‘Ciervo en un paisaje’, que colgaba en los salones Napoleón III del ala Richelieu. Y el 10 de julio, desapareció un pastel de Robert de Nanteuil (1623-1678), informa ‘Le Figaro’.
Vincenzo Peruggia, autor del robo de ‘La Gioconda’, durante el juicio
1911: ‘La Gioconda’ ha desaparecido
Pero, sin duda, el más célebre fue el de ‘La Gioconda’, de Leonardo da Vinci. El 21 de agosto de 1911, los guardas de seguridad del Louvre se dieron cuenta, en su ronda habitual, de que ‘La Gioconda’ no colgaba en la pared del Salon Carré. Había desaparecido. Solo estaba el hueco vacío en la pared y los clavos que sujetaban el cuadro. Dos días después, los periódicos de todo el mundo se hacían eco de la noticia en sus portadas. Aquel día murió un cuadro y nació un icono universal. El Gobierno francés no tardó en destituir al director y al jefe de seguridad del museo y sancionar a los guardas. Mientras la policía inspeccionaba coches, trenes y barcos que entraban o salían de Francia, hacía interrogatorios y buscaba, en vano, pistas, se sucedían especulaciones de todo tipo.
Pero, ¿quién había «secuestrado» a la Mona Lisa? Había teorías para todos los gustos: que si había sido un rico magnate (se puso hasta un nombre, J. P. Morgan), que si un fanático enamorado del retrato… Incluso hubo artistas en el punto de mira. El 7 de septiembre fue detenido Guillaume Apollinaire y poco después el mismísimo Picasso. Se pensó en ellos por varios motivos. El primero había incitado públicamente a quemar el Louvre. Y se hallaron en el estudio de Picasso dos figuritas que eran propiedad del museo, en las que se había inspirado para ‘Las señoritas de Aviñón’. Ambos fueron puestos en libertad por falta de pruebas . Pasaban los días y sin noticias de ‘La Gioconda’. Largas colas desfilaban por el Louvre para ver el trozo de pared donde antes colgaba el cuadro, algo insólito. Parecía el duelo en un entierro. Pasaron dos años y el cuadro ya no figuraba en el catálogo del Louvre. Incluso le habían sustituido por el ‘Baltasar Castiglione’, de Rafael.
Pero, cuando ya nadie albergaba esperanzas, saltó la sorpresa. Un anticuario de Florencia, Alfredo Geri, recibió el 29 de noviembre de 1913 una carta firmada por ‘Leonardo’. En ella le comunicaba que tenía en su poder ‘La Gioconda’ y que quería devolverla a Italia. Geri le contestó y quedaron en verse en Florencia. ‘Leonardo’ viajó en tren desde París con el cuadro en una caja. Se alojó en un modesto hotel florentino. Geri acudió a la cita con Giovanni Poggi, conservador de la Galería de los Uffizi. Ambos examinaron la obra: número de inventario del Louvre en el reverso, los craquelados de la superficie pictórica… No cabía duda. Era la Mona Lisa. Llamaron a la policía.
‘Leonardo’ resultó ser Vincenzo Peruggia, un pintor y decorador italiano de 30 años que había trabajado en el Louvre. Algunas teorías dicen que era cristalero y que él mismo fue quien le puso en su día el cristal al cuadro. Sea como fuere, respondió a la policía en el interrogatorio que su intención era devolver el cuadro a Italia. Nace un patriota, un héroe nacional. Hay quienes siguen creyendo hoy que detrás del robo de ‘La Gioconda’ había un cerebro oculto. Nunca se demostró. La Mona Lisa había estado durante dos años a escasos tres kilómetros del Louvre. En la humilde casa de Peruggia, en el número 5 de la Rue de l’Hospital Saint Louis, encerrada en un armario cerca de la cocina. Se celebró el juicio y Peruggia fue condenado a tres años de cárcel, pero apenas estuvo doce meses.