Entre las ciudades picassianas (Málaga, La Coruña, Barcelona, París, Antibes, Cannes, Mougins, Vallauris, Vauvenargues…), hay una menos conocida, que apenas ocupa unas líneas en las biografías del artista, pero que tuvo interés en su producción. Hablamos de Royan, una localidad balneario en la costa atlántica francesa, a 500 kilómetros de París. Hasta allí puso rumbo Pablo Picasso a comienzos de septiembre de 1939, poco antes del estallido de la Segunda Guerra Mundial. Buscaba un lugar seguro donde refugiarse en aquellos tiempos revueltos. Era una suerte de exilio artístico y emocional que duró menos de un año, y en el que hubo miedo, dudas e inseguridad. No solo por la contienda. Tampoco atravesaba una buena situación personal. En 1938 había muerto su madre y dos sobrinos fueron detenidos y recluidos en un campo de internamiento. Picasso logró que los liberaran. También falleció su amigo y marchante Ambroise Vollard. Ya separado de Olga Khokhlova, había tenido una hija con Marie-Thérèse Walter y tenía nueva pareja, la fotógrafa Dora Maar, musa surrealista.

Picasso decide abandonar París y establecerse en Royan. Meses antes de su llegada, ya estaban pasando el verano allí su anterior amante, Marie-Thérèse Walter, la hija que tuvieron ambos, la pequeña Maya, de 4 años; su madre y su hermana. Poco después, Picasso viajaría en su Hispano-Suiza conducido por su chófer, Marcel, y acompañado por Dora Maar, el fiel secretario del artista, Jaime Sabartés y su galgo afgano Kazbek. Todos vivían a apenas 200 metros de distancia. Un polvorín a punto de estallar en cualquier momento.

El Museo Picasso Málaga centra su nueva exposición temporal en su etapa en Royan, donde creó ocho cuadernos a lápiz y tinta, los llamados ‘Cuadernos de Royan’, además de pinturas, gouaches, dibujos e incluso poemas, que ya comenzó a escribir en 1935. Organizada por el Museo Picasso Málaga, en colaboración con la Fundación Almine y Bernard Ruiz-Picasso (FABA) –cada día con mayor presencia (y poder) en el museo–, la muestra permanecerá abierta del 31 de enero al 30 de abril. En la presentación, este jueves, estuvieron presentes la consejera de Cultura de la Junta andaluza, Patricia del Pozo; Bernard Ruiz-Picasso, nieto del artista y presidente del Consejo Ejecutivo del Museo Picasso Málaga; el director de éste, Miguel López-Remiro, y Marilyn McCully y Michael Raeburn, comisarios de ‘Picasso: los Cuadernos de Royan’.

Aunque en la presentación se dijo a bombo y platillo que por primera vez se reunían todos los ‘Cuadernos de Royan’, no es cierto del todo. Se muestran físicamente cuatro de ellos (dos de la Fundación FABA, uno del Museo Picasso de Málaga y otro del Museo Picasso de París). Tres más, del museo parisino, solo se muestran digitalizados y el octavo es un facsímil del Museo Picasso de Málaga, cuyo original también es de la colección del museo de París. Para López-Remiro, estos cuadernos suponen «una experiencia introspectiva de Picasso, un espacio de experimentación y libertad en una época de incertidumbre. Son reflejo de su identidad y de su esencia creativa». Marilyn McCully añade que «es lo más cerca que puedes estar de la cabeza del artista».

La muestra es fruto de una investigación sobre la etapa de Picasso en Royan. El próximo 26 de marzo, anuncia Bernard Ruiz-Picasso, se inaugurará en París el Centro de Estudios Picassianos, dependiente del Museo Picasso de París, que atesorará todos sus archivos. Además, llevarán a cabo estudios en profundidad de la obra del artista.

Imagen principal - Arriba, 'Café en Royan', de Picasso. Royan, 15 de agosto de 1940. Museo Picasso de París. Sobre estas líneas, a la izquierda, 'Cuaderno 202', de Picasso. Royan, 3-9 de noviembre de 1939. Museo Picasso Málaga. A la derecha, 'Busto de hombre con jersey de punto a rayas', de Picasso. Royan, 17 septiembre 1939. Fundación Almine y Bernard Ruiz-Picasso (FABA)
Imagen secundaria 1 - Arriba, 'Café en Royan', de Picasso. Royan, 15 de agosto de 1940. Museo Picasso de París. Sobre estas líneas, a la izquierda, 'Cuaderno 202', de Picasso. Royan, 3-9 de noviembre de 1939. Museo Picasso Málaga. A la derecha, 'Busto de hombre con jersey de punto a rayas', de Picasso. Royan, 17 septiembre 1939. Fundación Almine y Bernard Ruiz-Picasso (FABA)
Imagen secundaria 2 - Arriba, 'Café en Royan', de Picasso. Royan, 15 de agosto de 1940. Museo Picasso de París. Sobre estas líneas, a la izquierda, 'Cuaderno 202', de Picasso. Royan, 3-9 de noviembre de 1939. Museo Picasso Málaga. A la derecha, 'Busto de hombre con jersey de punto a rayas', de Picasso. Royan, 17 septiembre 1939. Fundación Almine y Bernard Ruiz-Picasso (FABA)
Pulsión creativa
Arriba, ‘Café en Royan’, de Picasso. Royan, 15 de agosto de 1940. Museo Picasso de París. Sobre estas líneas, a la izquierda, ‘Cuaderno 202’, de Picasso. Royan, 3-9 de noviembre de 1939. Museo Picasso Málaga. A la derecha, ‘Busto de hombre con jersey de punto a rayas’, de Picasso. Royan, 17 septiembre 1939. Fundación Almine y Bernard Ruiz-Picasso (FABA)
© Sucesión Pablo Picasso, Vegap, Madrid, 2025

No debió ser fácil para Picasso la situación personal, ni profesional, en Royan. La primera debió ser insostenible. Se estableció con Dora Maar en el Hôtel du Tigre. Y su primer estudio, en el comedor de la Villa Gerbier de Jonc, donde vivían Marie-Thérèse y su familia. La situación profesional tampoco era mucho mejor. Apenas contaba con materiales para trabajar: los lienzos, óleos y bastidores eran muy escasos en tiempos de guerra. Pero dicen que las crisis agudizan el ingenio. Y Picasso, que de ingenio iba sobrado, no era una excepción. Mantuvo intacta su pulsión creativa, centrándose en lo que tenía más a mano. Adquiere en la librería Hachette cuadernos de papel rayado o cuadriculado, de distintos tamaños, que usa a modo de «estudio portátil», donde esboza dramáticos bodegones (cabezas de ovejas desolladas, caballos llevados al matadero), pero también retratos femeninos y escenas taurinas.

El estudio estaba cerca del matadero, donde Picasso conseguía cabezas de cordero para su perro. La comisaria advierte en sus pinturas de cráneos de animales cierta influencia de Goya, que se había exiliado en la cercana Burdeos: «El dolor y el sufrimiento de la guerra, a los que Goya aludía en su desasosegante imagen, encuentran eco en la yuxtaposición que hace Picasso de las partes del cuerpo del animal y el color rojo sangre de las costillas». También hay referencias a Cézanne y a Matisse.

Se cree que hizo en Royan unas 750 obras. Junto a los cuadernos (físicos, digitalizados o en facsímil), pintaría un par de lienzos grandes con material que debió conseguir en algunos de los tres viajes a París que hizo durante su estancia en Royan. Es el caso de su inquietante y monstruosa ‘Mujer peinándose’ (1940), préstamo del MoMA neoyorquino y una de las obras capitales de este periodo. En él retrata (ataca, mejor dicho) con furia a Dora Maar, con el cuerpo retorcido. En una fotografía tomada por Dora Maar posa Picasso junto a este lienzo, aún en el caballete. Se halla en Les Voiliers, un edificio junto al Grand Hôtel, cuya tercera planta alquiló en 1940 para instalar su estudio, con vistas al mar. Para la comisaria, se trata de «un cuadro muy español. Ella mira desde arriba, es como un altar, como un retablo».

Para Maar, la estancia en Royan fue un infierno. Tenía constantes arrebatos de ira e histeria. Tuvo que soportar con grandes celos cómo Picasso acudía todas las noches a contarle un cuento antes de acostar a su hija Maya. Pese a verlas a diario, Picasso apenas hizo retratos de Marie-Thérèse ni de Maya en Royan. Sí pintó a Sabartés, al que inmortaliza con gorguera y sombrero en un célebre retrato. Lo donó en 1962 al Museo Picasso de Barcelona, pero no está en la exposición.

Sí están ‘Café en Royan’ (1940), cedido por el Museo Picasso de París (última pintura de Royan, una especie de despedida); ‘Tres cabezas de cordero’ (1939), del Reina Sofía; ‘Busto de mujer con los brazos cruzados detrás de la cabeza’ (1939), junto con su boceto, del ‘Cuaderno 202’, ambos donados por Christine Ruiz-Picasso al Museo Picasso Málaga, y su cuadro más político, ‘Cabeza de mujer (para el pueblo griego)’, dedicado a la Resistencia griega. Además, gouaches como ‘Busto de hombre con jersey de punto a rayas’ (1939), de la Fundación FABA, y dibujos como ‘En el ruedo’ (1939), de la Colección Würth de Alemania. Se completa con pinturas y fotografías de Dora Maar y una paleta realizada con la funda de una silla de su taller.


A la izquierda, estudio para ‘Busto de mujer con los brazos cruzados detrás de la cabeza’, de Picasso. Del ‘Cuaderno 202’. Royan, 3-9 de noviembre de 1939. Museo Picasso Málaga. A la derecha, ‘Busto de mujer con los brazos cruzados detrás de la cabeza’, de Picasso. Royan, 7 de noviembre de 1939. Museo Picasso Málaga


© Sucesión Pablo Picasso, Vegap, Madrid, 2025

En 2012 se publicó el libro ‘Picasso, un refugiado en Royan (1939-1940)’, de Gérard Dufaud (Comédiart) y el año pasado se estrenó ‘Picasso en Royan’, una película de animación dirigida por Benoït Laure en torno a los meses que el artista estuvo en esta localidad francesa. Durante ese tiempo, Picasso viajó varias veces a París, bien para comprobar que sus documentos seguían en regla, bien para asegurarse de que sus obras estaban en perfecto estado. Muchas de ellas las había guardado en las cámaras acorazadas de la Banque Nationale pour le Commerce et l’Industrie. En uno de esos viajes aprovechó para solicitar la nacionalidad francesa, pero le fue denegada. También aprovechó para ocuparse de los últimos trámites legales de la separación de su esposa, Olga; para ver a los amigos, organizar exposiciones y supervisar el segundo volumen de su catálogo razonado. Brassaï tomó unas fotografías para un reportaje que iba a publicar ‘Life’.

En junio de 1940, las tropas alemanas habían llegado a Royan. Picasso vio pasar ante las ventanas de su estudio a los soldados de la 44ª división de la Wehrmacht, que entraban en la ciudad. Cuentan que una bala impactó en el apartamento situado bajo su estudio. El incidente puso el foco de atención de las autoridades sobre el artista. Se sentía vigilado, amenazado. Picasso y sus acompañantes regresaron el 25 de agosto de 1940 a un París ocupado por los alemanes desde el 14 de junio de ese año. Su estudio en Royan fue arrasado durante el bombardeo del 5 de enero de 1945.