Rui Couceiro (Oporto, 1984) dejó una tesis doctoral y su trabajo como editor para dedicarse a escribir. De esa renuncia nació su primera obra, ‘Baiôa sin fecha de muerte‘ (Siruela, 2025), una novela premiada y celebrada por el público que nos invita no a huir, sino a detenernos; a saborear la lectura, mirar hacia dentro y escuchar el latido lento de la vida rural y de sus habitantes que resisten al olvido. En su universo, que roza el realismo mágico, la muerte tiene un día asignado para cada uno de nosotros… excepto para uno: para Baiôa.

‘Baiôa sin fecha de muerte’ es todo lo contrario a los libros que solían publicar: un desafío al ritmo vertiginoso impuesto por las redes sociales. Couceiro sabía que era un riesgo empezar como lo hace, pero también una forma de filtrar al lector que buscaba. «Quería que el lector sintiera la llegada del protagonista al mundo rural, así como la desaceleración de la vida urbana desde la primera página». Las descripciones detienen el tiempo pero Couceiro no buscaba «facilitar la lectura, sino retar al lector a hacer un esfuerzo por concentrarse y mirar hacia dentro».

En la novela, un profesor con ansiedad e insomnio que llega a un pueblo perdido del Alentejo portugués —que podría ser también cualquier rincón despoblado de la geografía española— se enfrenta al «abandono del interior», a esa fractura entre los jóvenes que emigran y los mayores que se quedan solos y a sus propios fantasmas.

Haber conocido el mundo editorial desde dentro lo volvió más realista, pero no menos soñador. «Soy pesimista en el análisis, pero optimista en la acción», resume con una lucidez serena. Aun así, fue exigente consigo mismo: tiró a la basura un primer borrador y solo lo presentó cuando, dice, «ya no sintió vergüenza». También tuvo que enfrentarse a su editor interno a la hora de elegir el título. Couceiro sabía que era una apuesta difícil: un título extraño, un libro extenso, un autor desconocido. Pero era lo que quería hacer, y siguió adelante con sus convicciones. En Portugal, la obra ha sido recibida con entusiasmo, galardonada con el Premio Literario Manuel de Boaventura y finalista del Premio PEN de Narrativa 2023. Ahora cruza la frontera: primero en castellano, y pronto también en inglés.

En ese paisaje detenido, descrito por Couceiro, donde el silencio pesa tanto como las palabras, se levanta una historia que trasciende fronteras. Habla de Portugal, pero también de todos esos lugares donde la vida rural se apaga mientras el mundo corre sin mirar atrás. ‘Baiôa sin fecha de muerte’ es un retrato y una advertencia: un recordatorio de que la prisa nos roba algo más que tiempo. Nos roba la posibilidad de escucharnos a nosotros mismos.

Los capítulos son breves, casi respiraciones, y los diálogos se integran en la narración: fluyen sin artificio, como si brotaran del pensamiento. Los personajes son muchos; entran y salen de escena en un paisaje suspendido, donde el pasado se disuelve en el presente —y viceversa—, en un juego narrativo que solo al final revela su dibujo completo. «No somos nada», repite una de las voces del libro, con esa resignación tan portuguesa que Couceiro recoge como «el contraste de una sociedad en la que todos quieren ser todo, todo el tiempo». «Vivimos mal la frustración, soñamos no por deseo, sino por imitación, por querer el éxito de los demás, por vivir las vidas que vemos en las redes». Pero en el pueblo al que llega el protagonista sucede lo contrario: cada habitante vive su vida esperando el día en que la Muerte venga a buscarlo. Todos menos Baiôa, que sigue sin fecha de muerte.

Para Couceiro, escribir es una forma de «luchar contra la Muerte y contra el tiempo», como si así fuera posible que los días tuvieran más horas o que uno pudiera vivir varias vidas en una sola. Solo quien se permita frenar el ritmo y sumergirse en la historia descubrirá que no es un libro pesimista donde todos mueren, sino un canto a la resistencia, a la amistad y al amor por la tierra.